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Seguimos avanzando en la lucha contra el Cambio Climático. Fundación Empresa y Clima, noviembre 2020

La no celebración presencial de la 26 Conferencia de las Partes (COP26), que debía arrancar en Glasgow este 9 de noviembre, no significa que no se haya progresado en este año de negociaciones en la lucha contra el Cambio Climático. No podía ser de otra manera si consideramos que la entrada en vigor del Acuerdo de París —sustituto del Protocolo de Kioto— está fijada para el próximo 1 de enero de 2021.

No están siendo, por supuesto, unas negociaciones al uso. Los encuentros presenciales han sido muy reducidos, pero las plataformas virtuales han servido para continuar avanzando en las negociaciones y mostrando los progresos realizados durante este año 2020. Avances vinculados a aspectos como la reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero, la adaptación y la mitigación a los efectos del Cambio Climático, la ciencia, las finanzas, la tecnología, el fomento de las capacidades, la transparencia, el género, la Acción para el Empoderamiento Climático (ACE), y la preparación y presentación de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés).

En este aspecto señalar los avances realizados este año en uno de los principales escollos en las negociaciones, el artículo 6 del Acuerdo de París que regula los intercambios de emisiones entre países y empresas. Este artículo es uno de los pilares sobre los que se sustentará el Acuerdo, una mala redacción e interpretación, podría suponer un paso atrás. Las nuevas versiones de su texto, que deberá aprobarse, definen con claridad el papel de los mercados de emisiones dentro del nuevo marco acordado en París en 2015

De forma paralela la ONU ha preparado unos Diálogos Sobre el Clima. Unos eventos virtuales que brindarán a las Partes en la Convención Marco, y a otros interesados, la oportunidad de seguir intercambiando opiniones e información para avanzar en la labor y mantener el impulso del proceso intergubernamental sobre el Cambio Climático.

En estos diálogos, tal como señala la misma ONU, no se prevé que se “lleven a cabo negociaciones, ni se adapten decisiones oficiales” pero su organización es una respuesta clara al firme compromiso de los gobiernos, y otras partes interesadas, algo que deberá servir para “allanar el camino del éxito en la COP26 de Glasgow”.

Los países también han continuado trabajando internamente en su lucha contra el Cambio Climático. El anuncio hace sólo unas semanas de que China, el principal emisor mundial, promete alcanzar el pico de emisiones de CO2 antes de 2030 y ser neutro en carbono en 2060 es una noticia más que positiva que transmite la vocación de liderazgo en la lucha contra el Cambio Climático que quiere asumir el gigante asiático. Recordemos que si China lograra alcanzar su objetivo —la neutralidad de carbono antes de 2060—, las proyecciones sobre el calentamiento global se recortarían entre 0,2 y 0,3 °C, siendo esta la mayor reducción individual jamás estimada.

Junto al impulso chino, hay que remarcar la situación de EEUU que abandonó formalmente el Acuerdo de París el pasado día 4 de noviembre, justo un año después de notificárselo a la ONU. De este modo, quien ha sido el principal emisor de CO2 de la historia se alinea así con Eritrea, Irán, Libia, Sudán del Sur, Turquía y Yemen y se separa de los más de 190 países firmantes; algo inviable cuando en la actualidad emite el 14% de los GEI del mundo. Trump ha sido un verdadero negacionista sobre los efectos del Cambio Climático; ha derogado numerosas normas federales y ha situado a personas afines y vinculadas a la industria de los combustibles fósiles al frente de agencias públicas medioambientales.

El programa electoral del presidente electo Joe Biden ya señalaba que, con el objetivo de alcanzar las emisiones netas cero para 2050, solicitaría la vuelta al Acuerdo de París, recortaría emisiones e invertiría 200.000 millones de dólares en el impulso de renovables y transición energética. Faltará ver de qué manera la mayoría republicana en el Senado puede ralentizar o modificar estos objetivos. Al esfuerzo de la Administración Biden, debemos añadir que en EEUU existe una agenda climática paralela en la que muchas ciudades, estados de la Unión, multinacionales y empresarios sí están trabajando en medidas urgentes y eficientes en lucha contra el Cambio Climático. Se trata de un colectivo, bien estructurado y financiado y que cada vez tiene más peso y relevancia a nivel interno e internacionalmente, como hemos observado en las COP más recientes.

En cuanto a nuestro país, destacar el trabajo firme que desde su Vicepresidencia Cuarta está realizando Teresa Ribera, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ejemplo de ello son dos iniciativas recientes. En primer lugar, la aprobación de la “Estrategia a Largo Plazo para una Economía Española Moderna, Competitiva y Climáticamente Neutra en 2050” (ELP 2050). Un documento que responde a los compromisos de España como Estado miembro de la Unión Europea y con el Acuerdo de París, y marca la senda para lograr la neutralidad climática no más tarde de 2050, identificando las oportunidades que ofrece esa transición en materia económica y de generación de empleo.

Junto a este, la también reciente aprobación del Real Decreto de Subastas para adjudicar una retribución regulada a las energías renovables, incentivando tanto al consumidor doméstico como al industrial para aprovechar el potencial de las energías renovables como alternativa en la reactivación económica. Ambas iniciativas del Gobierno de España encajan perfectamente dentro del Green Deal Europeo que busca convertir a nuestro viejo continente, antes de 2050, en el primero “totalmente neutro” en carbono del planeta.

En definitiva, tal vez para muchos escépticos la no celebración de la COP 26 de Glasgow podría parecer un parón, pero tanto las iniciativas de las Partes como de los países apuntan a que el avance se mantiene firme, por lo tanto ¡Seguimos!

Fundación Empresa y Clima.

Noviembre 2020